AEPCC

Asociación Española de Patología Cervical y Colposcopia

Infección por el Virus del Papiloma Humano

LESIONES DEL TRACTO GENITAL INFERIOR Y CANCER

Información para pacientes

1. ¿QUÉ ES EL VIRUS DEL PAPILOMA HUMANO (VPH)?

El virus del papiloma humano (VPH) es un virus que puede infectar la piel (VPH cutáneos) y las mucosas (VPH mucosales). Se han identificado más de 200 tipos diferentes, y de ellos unos 40 son capaces de infectar la mucosa genital y anal de ambos sexos. Los VPH mucosales se subdividen en:

  • Virus de alto riesgo u oncogénicos (VPH-AR) por su capacidad de desarrollar
    lesiones precursoras del cáncer (lesiones premalignas) y cáncer. Dentro de este grupo los tipos 16 y 18 son los más importantes dado que son los responsables de aproximadamente el 70% de los cánceres de cuello de útero.
  • Virus de bajo riesgo (VPH-BR), que no están relacionados con el cáncer pero
    causan lesiones benignas (verrugas genitales o condilomas). Los tipos 6 y 11
    causan el 90% de las verrugas genitales.

2. ¿CÓMO SE TRANSMITE?

El VPH se transmite mediante el contacto de la piel o mucosas. La principal vía de contagio es la vía sexual (por penetración vaginal y/o anal y menos frecuentemente por el contacto piel con piel de la zona genital y por el sexo oral). Cualquier persona sexualmente activa que tenga contacto genital (incluso sin penetración) con otra persona infectada por el VPH puede contagiarse. De hecho, esta infección constituye la infección de transmisión sexual más frecuente a nivel mundial.

La mayor probabilidad de contagio se da en los primeros años de vida sexual por lo que entre el 20-30% de mujeres jóvenes (antes de los 30 años) son portadoras de VPH-AR. El porcentaje de portadoras disminuye progresivamente con la edad hasta situarse por debajo del 10% en mujeres mayores de 50 años. Se estima que aproximadamente el 80% de las mujeres sexualmente activas contactan con al menos un tipo de VPH en algún momento de su vida (este porcentaje es todavía mayor en el caso de los hombres). Sin embargo, cabe resaltar que más del 80% de estas infecciones son transitorias y se resuelven en el transcurso de los dos
años posteriores a la infección.

Tras la adquisición del VPH, este puede permanecer inactivo durante un tiempo prolongado por lo que la detección del virus puede evidenciarse años después de la transmisión. Una vez se detecta el VPH, no

3. ¿POR QUÉ Y CÓMO SE PRODUCE UN CÁNCER TRAS UNA INFECCIÓN POR VPH?

La mayor parte de las personas con una infección por VPH tienen el virus silente (sin dar síntomas) durante meses o años, hasta que las defensas del organismo consiguen eliminarlo. Por tanto, la mayoría de las mujeres tienen una infección transitoria que no supone riesgo alguno, ya que el VPH acaba eliminándose totalmente. En general, estas infecciones pasan desapercibidas.

Sin embargo, en un pequeño porcentaje de personas (en torno al 10-15%) la infección por VPH persiste a lo largo del tiempo porque que sus defensas no consiguen eliminarla. Esta persistencia en el tiempo, más que la infección en sí misma, es el factor de riesgo principal para el desarrollo de lesiones.

Existen diversos factores que contribuyen a que la infección sea persistente, es decir, se mantenga en el tiempo. Los más importantes son:

  • el tipo de VPH
  • el tabaquismo
  • alteraciones en las defensas del organismo o sistema inmune (inmunodepresión),

El cuello del útero o cérvix uterino es el área genital con mayor riesgo para que se produzcan infecciones persistentes por VPH. Este mayor riesgo se explica porque en el cérvix existe una zona anatómica especialmente susceptible a la infección virus: la zona de transformación epitelial o área donde se unen el epitelio escamoso (que recubre la parte externa del cuello) y el glandular (que recubre el canal y cuyas células fabrican el moco cervical).

Otros epitelios del área ano-genital, (como la vagina, la vulva, el ano, el pene) o extragenital (como la orofaringe o laringe) son menos susceptibles, pero también pueden sufrir un proceso similar con la aparición de lesiones premalignas-malignas.

4. ¿QUÉ SON LAS LESIONES PREMALIGNAS Y CUÁL ES EL RIESGO DE QUE SE TRANSFORMEN EN CÁNCER?

Las lesiones premalignas preceden a la aparición del cáncer y se denominan SIL (“lesión escamosa intraepitelial” del inglés Squamous Intraepithelial Lesion) o CIN (“Neoplasia Cervical Intraepitelial” del inglés Cervical Intraepithelial Neoplasia).

Según el grado de alteración estas se clasifican en bajo grado (LSIL/CIN1) o alto grado (HSIL/CIN2-3).

En la mayoría de las ocasiones las lesiones LSIL/CIN1 se resuelven de forma espontánea sin necesidad de realizar ningún tipo de tratamiento. Esto no suele ocurrir con las lesiones HSIL/CIN2-3, que suelen ser lesiones persistentes, con baja probabilidad de resolución espontánea y con un riesgo significativo de transformación maligna.

En caso de que sea diagnosticada de una lesión premaligna, debe consultar con su ginecólogo cuál es la conducta más adecuada a seguir. (Apartado 9).

En definitiva, el cáncer de cuello de útero es una complicación grave, pero extremadamente infrecuente, de un fenómeno relativamente común, (la infección por el VPH).

Por ejemplo en España se estima que hay 18 millones de mujeres sexualmente activas mayores de 18 años, de las cuales unos 2 millones son portadoras del VPH y aproximadamente 400.000 presentan alteraciones en la citología. Cada año en nuestro país se diagnostican unos 1.942 cánceres de cuello de útero y por esta causa fallecen unas 825 mujeres.

Los programas de prevención del cáncer de cuello del útero basados en la realización periódica de la citología cervical o de la prueba de VPH, en función de la edad de la mujer, permiten detectar y tratar precozmente lesiones premalignas del cuello del útero, contribuyendo de esta forma a disminuir de considerablemente el número de casos y la mortalidad por este tipo de cáncer

5. ¿CÓMO PUEDE DETECTARSE LA INFECCIÓN POR VPH O UNA LESIÓN PREMALIGNA?

Dado que la infección por VPH es asintomática, la forma de detectarla estará basada en el análisis de una muestra de secreción del cuello uterino que nos permitirá, bien detectar la presencia del virus (prueba de VPH), o bien detectar mínimas alteraciones celulares indicativas de que existe infección en ese momento, o alteraciones celulares más importantes sugerentes de lesiones premalignas (citología cervical).

La citología cervical es una prueba sencilla e indolora que no precisa ningún tipo de preparación y que consiste en tomar una muestra de las células que recubren el cuello del útero mediante una pequeña espátula o un cepillo. Posteriormente son analizadas con el microscopio.

La prueba de VPH está basada en la detección del virus. Esta prueba no sólo nos informa de si hay infección o no, también puede determinar el tipo específico de virus responsable de la infección.

 6. ¿CUÁNDO DEBE REALIZARSE UNA CITOLOGÍA CERVICAL O UNA PRUEBA DEL VPH Y CUÁL ES SU SIGNIFICADO?

Tanto la citología como la prueba VPH se utilizan en los programas de prevención del cáncer de cuello de útero. La citología se ha utilizado clásicamente en mujeres a partir de los 25 años repitiendo la prueba cada tres años.

Se ha incorporado la prueba VPH en la prevención del cáncer de cuello de útero ya que es más sensible que la citología (mayor capacidad de detección) y permite alargar con seguridad el intervalo entre pruebas hasta 5 años. Dado que la infección por el VPH es muy frecuente en mujeres jóvenes y en estos casos casi siempre transitoria, en la actualidad la determinación viral debería realizarse a partir de los 30 – 35 años.

Un resultado anormal en las pruebas de cribado (citología o determinación VPH positiva para virus de alto riesgo) debe ser sometido a un estudio más detallado para evaluar la posibilidad de que usted sea portadora de una lesión del cuello del útero (ver punto 7). Si no tiene infección por VPH y la citología es negativa, el riesgo de padecer lesiones es prácticamente nulo, por lo que puede seguir su cribado rutinario.

7. ¿CÓMO SE DIAGNOSTICA UNA LESIÓN PRECANCEROSA O UN CÁNCER DE CUELLO DE ÚTERO?

Las mujeres con resultados anormales en la citología o prueba de VPH repetidamente positiva, deben ser evaluadas mediante los siguientes estudios:

Colposcopia

Consiste en explorar el cuello del útero mediante una lente a bajo aumento llamado “colposcopio” que permite examinar el cuello del útero con mayor precisión. Tras aplicar una serie de líquidos, las lesiones premalignas del epitelio se hacen visibles por lo que podemos observar su tamaño y localización exacta. Esta prueba no suele producir molestias diferentes a las que pueda producir la toma de la citología.

Biopsia del cuello del útero

El diagnóstico definitivo de la existencia de una lesión del cuello del útero requiere en general la realización de una biopsia. Si la colposcopia detecta alguna alteración en el cuello del útero sugestiva de lesión, su ginecólogo realizará una pequeña biopsia del área anormal. Para ello, se utilizan unas pinzas especiales que obtienen un pequeño fragmento de tejido. Este procedimiento suele realizarse sin ningún tipo de anestesia y, en la mayoría de casos, la molestia es escasa y tolerable. El análisis de la biopsia permite obtener el diagnóstico definitivo. Este diagnóstico es esencial para definir en qué casos será necesario tratar o en cuales es suficiente con realizar controles periódicos según el grado y características de la lesión y la paciente.

8. ¿QUÉ OTRAS LESIONES PRECANCEROSAS O CÁNCER PUEDE CAUSAR EL VPH?

El cuello del útero es la parte del organismo en la que se producen con mayor frecuencia lesiones precancerosas y cáncer relacionadas con el VPH.

Con menor frecuencia el virus infecta otros epitelios y mucosas del área anogenital y orofaríngea y puede producir lesiones precancerosas y cáncer en vulva, vagina, ano, boca, garganta y pene.

A diferencia de lo que ocurre en el cuello del útero, el cáncer de otras localizaciones no siempre está relacionado con el VPH. Así, en el caso de los cánceres de orofaringe, por ejemplo, se asocian con mayor frecuencia a tabaco y alcohol, que a la infección por VPH.

9. ¿CÓMO SE TRATA LA INFECCIÓN VPH O LAS LESIONES ASOCIADAS AL VIRUS?

Actualmente no existe tratamiento médico específico para la infección VPH. La infección deberá ser eliminada por el sistema inmune de cada mujer, desapareciendo la mayoría de ellas sin causar ningún problema.

Sí existen varios tipos de tratamiento que permiten destruir o extirpar las lesiones producidas por este virus, todos ellos igual de efectivos:

  • Extirpación de la lesión: el área anormal es extirpada cortando un fragmento de tejido del cuello del útero en forma de cono (conización cervical). Habitualmente se utiliza un procedimiento electroquirúrgico que permite cortar el tejido de forma similar a un bisturí eléctrico.
  • Destrucción de la lesión: se trata de destruir el tejido afectado por la lesión precancerosa. Esta destrucción puede realizarse mediante congelación (crioterapia) o vaporización (aplicando un láser).

Tanto la extirpación como la destrucción de las lesiones se consideran tratamientos conservadores ya que permiten que el cuello del útero, tras su curación, se regenere en gran medida sin impacto en la salud reproductiva de la mujer y por
tanto en su capacidad para quedar embarazada. Sólo cuando estos tratamientos se realizan sobre una amplia área lesional o cuando se repiten porque reaparece la lesión, pueden repercutir en la capacidad reproductiva.

10. ¿CÓMO SE PUEDE PREVENIR LA INFECCIÓN POR VPH?

1. Vacunarse frente al VPH

  • Todas las vacunas comercializadas ofrecen una alta protección frente a los cánceres de cuello de útero y una proporción significativa de los cánceres de vulva, vagina, ano y orofaringe. Algunas vacunas también ofrecen protección frente a las verrugas genitales o condilomas.
  • La vacuna previene de la infección pero no afecta a la eliminación de un virus existente en el momento de la vacunación (es preventiva, no curativa)
  • Haber tenido una infección por VPH no protege frente a la adquisición de nuevas infecciones. Las mujeres que han iniciado su actividad sexual o aquellas personas con una infección actual o pasada también se pueden beneficiar de la vacunación.

2. Utilizar el preservativo.
El preservativo protege en gran medida de la infección. Sin embargo, incluso con un uso correcto (desde el inicio de la relación) y consistente (en todas las relaciones sexuales), no confiere una protección completa debido a que el área protegida por el preservativo es limitada y toda la piel de la región perineal es potencialmente infecciosa. La correcta utilización del preservativo ha demostrado una reducción significativa en la incidencia tanto de verrugas genitales o condilomas como de lesiones asociadas al VPH (60 – 70% de reducción frente a relaciones sexuales sin protección). Además, el preservativo protege frente a otras infecciones de transmisión sexual, como el VIH (Virus de la Inmunodeficiencia Humana), y frente a un posible embarazo no intencionado.

11. FACTORES QUE FAVORECEN LA ELIMINACIÓN DEL VIRUS

 

1. No fumar.

El consumo de tabaco disminuye la capacidad del sistema inmune para eliminar la infección y por tanto, favorece la persistencia del virus en el tejido mucoso incrementando el riesgo de aparición de lesiones premalignas.

2. Uso correcto y consistente del preservativo.

El uso del preservativo ha demostrado una capacidad de aclaramiento de una infección ya contraída, favoreciendo así la resolución de una lesión existente, si fuera el caso.

La relación de la infección con el uso de otros métodos anticonceptivos no es tan clara y los organismos más importantes que regulan su uso (principalmente la Organización Mundial de la Salud) no contraindican el uso de ninguno de ellos en mujeres infectadas o portadoras de lesiones por VPH (en general, se obtiene un beneficio utilizándolos).

Antes de tomar una decisión sobre el método anticonceptivo más apropiado, consulte con su médico para valorar la opción que mejor se adapte a sus necesidades teniendo en cuenta la firme recomendación de uso del preservativo (Doble método).