Muro de Berlín: los grandes escapes

  • Max Seitz
  • BBC Mundo

Cuando se cumplieron 15 años de la caída del Muro de Berlín, Max Seitz, de BBC Mundo, escribió sobre las personas que lograron burlar esa letal barrera. A 20 años de aquel evento, les presentamos nuevamente su artículo.

El Muro de Berlín era una maquinaria de muerte.

Muro de Berlín
Pie de foto, Una "tierra de nadie" rodeaba el Muro del lado oriental.

Sus más de 150 kilómetros eran vigilados por militares, policías y voluntarios civiles que tenían un fusil siempre a mano para apagar cualquier ansia de libertad.

Pero los fugitivos no sólo debían esquivar a los guardias.

También tenían que sortear, además del muro propiamente dicho, cercos con alarmas, armas que se disparaban por medio de resortes, torres de vigilancia, búnkers, alambres de púa, perros feroces, terrenos que permitían rastrear huellas y hasta campos minados.

No era sencillo: en casi tres décadas, cerca de 240 personas murieron en el intento.

Lo más fácil -si es que se puede usar esta palabra- era escabullirse por uno de los puestos de control.

Cuenta la leyenda que, a mediados de los 60, un argentino logró escapar de Alemania Oriental con su prometida.

Así figura, aunque sin mención de los nombres, en una cartelera del museo Checkpoint Charlie, dedicado al muro que dividió a Alemania entre 1961 y 1989.

En una visita al museo me enteré de que el hombre descubrió, en un negocio, un automóvil bajo con el cual podía colarse por las barreras de los pasos fronterizos entre el Este y el Oeste. Lo compró y, según recuerdan, pasó sin que los guardias lo advirtieran.

Claro que, a falta de datos precisos, nadie puede confirmar esta historia.

Tampoco he podido confirmar un caso que conocí de cerca en Buenos Aires. En la escuela alemana a la que asistí de niño se decía que el director había escapado de Berlín oriental oculto en un ataúd... ¡con un cadáver! ¿Sería cierto? No lo sé, pero todos hablaban de ello.

Todo por la libertad

Sin embargo, hay otros escapes bien documentados. Escondites inesperados en vehículos, túneles subterráneos, globos aerostáticos, disfraces... Todo parecía útil a la hora de huir de la opresión.

En 1964 se conoció tal vez el caso más resonante.

Berlineses occidentales cavaron un túnel de 145 metros de largo, 12 metros de profundidad y 70 centímetros de diámetro que pasaba por debajo del muro.

Gracias a este simple pero trabajoso recurso, unos 60 habitantes del Este consiguieron huir, tras entrar por un baño y salir por el sótano de una panadería.

Tres años antes, el primer soldado oriental en desertar había mostrado otro camino. En el momento menos esperado, se lanzó a la carrera y arrojó su fusil para cruzar al Oeste lo más rápido posible.

En 1963, una joven confeccionó uniformes soviéticos para sus amigos, que lograron escapar en automóvil -con ella escondida, claro- tras responder en la frontera el bien ensayado saludo al estilo soviético.

Mujer coloca flores para los caídos del Muro de Berlín
Pie de foto, En el aniversario de la construcción del Muro, se recuerda a los caídos.

Una década después, utilizando un motor auxiliar de bicicleta, un alemán oriental construyó un mini-submarino con el que cruzó el mar con rumbo a Dinamarca, cubriendo 25 kilómetros.

Y con un globo de aire caliente que ellas mismas fabricaron, dos familias se fugaron en 1979. No tenían conocimientos en la materia, pero leyeron libros especializados y probaron diferentes telas y combustibles antes de lanzarse a la aventura.

Desde luego, hubo muchos otros ecapes exitosos. Dicen que fueron 5.000 en total. Todos ellos muestran que, para huir, era necesaria una mezcla de viveza, creatividad y fundamentalmente coraje.