El profesor amoroso...

El profesor amoroso...

Cuando el docente ama lo que hace, el tiempo se detiene, las ganas de seguir escuchando y aprendiendo se vuelve una respuesta a los miles de estímulos que te pueden llegar cuando recibes tanta información valiosa. Cambiaría mucho si quien te da esta información, no sería alguien inteligente, carismático, extremadamente gentil y amoroso en su forma de enseñar como el expositor a quien me refiero.

 

No es una casualidad que su capacitación haya titulado “Enseñar con cuerpo y mente”, pues además de “meterle cuerpo” a la enseñanza, ayer aprendí que tenemos que inyectar una dosis muy fuerte de pasión y alegría cuando tenemos que enseñar algo.

 

Si tuviera que enumerar la cantidad de cosas aprendidas, creo que se quedaría corta cualquier publicación, sin embargo, trataré de sistematizar las que más me pegaron, en el buen sentido de la expresión.

 

Sin duda, la emoción de tomar apuntes es algo que nuevamente pude sentir, pues esos apuntes te ayudan a entrenar tu cerebro para manejar algunas habilidades, de hecho, muchas ideas que saldrán expuestas en este texto, no estarían si no hubiera tomado apuntes y los revisara para aprender -hacerlas mías- las ideas y enseñanzas vertidas en la capacitación; esto me lleva a mencionar que el repaso de tus apuntes se convierte en una tarea esencial si quieres quedarte con un nuevo conocimiento.

 

El simple hecho de mostrar los dedos de la mano haciendo referencia a las 3 formas de aprender o a los 4 pilares del aprendizaje, fue el inicio del viaje de una nueva forma de “a-prender” a ser ese docente que inspire y que haga gustar su materia, utilizar la sorpresa como recurso adicional y tratar de que la incertidumbre siempre te acompañe para que tu cerebro y corazón sientan la enseñanza, son elementos que no pueden faltar en una clase.

 

Fuimos testigos que un cuerpo en movimiento se puede agitar, pero jamás cansar de seguir enseñando con esa fuerza que se necesita para capturar la atención, pero también entendí que si no manejamos nuestras posturas podemos (estudiantes y docentes) caer en tener emociones negativas que anulan la cognición.

 

Estoy ansioso de utilizar las 2 técnicas de relajación que nos compartió, pero me quedé maravillado cuando confirmé que el cerebro inventa la realidad, que el entrenamiento de nuestra mente puede ayudarnos a entender lo valioso de los cuerpos en movimiento, al igual que aprendí que una de las palabras favoritas del expositor es la “eutanasia”, pero no para cualquiera, si no, para esa especie de docentes que no aman lo que hacen, que no son apasionados, que por sus títulos creen tener derechos sobre otros, o que piensan que el “yo” está primero que el “tú”, que no son docentes amorosos y que no aceptan al error como fuente de aprendizaje mutuo.

 

Ningún post o texto que pueda escribir resumiría todos los aprendizajes que me llevé para mi faceta de docente, pero también para mi vida personal, salí con muchas ganas de dar más abrazos, de caminar erguido y más que todo, convencido que en mi poco recorrido como docente, siempre trato de “meterle pasión” para no entrar a la lista de los que merecen la “eutanasia docente”.

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Conocí en persona a alguien que solo había visto por las pantallas y lo había descubierto ya hace 3 años a raíz de la cuarentena y la transformación tecnológica que nos tocó vivir en nuestras vidas personales y profesionales, conocí al profesor amoroso, conocí a Hernán Aldana.

Les dejo un par de sus videos:


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